John adoraba su Mustang y lo consideraba su posesión más preciada. Cada fin de semana, lo lavaba y pulía para mantenerlo en su mejor estado. Decidió lavar el auto un sábado por la mañana mientras su hija, Lily, jugaba cerca. “A veces todavía escucho el grito de mi niñita por la noche”, recuerda John, reflexionando sobre esta horrible tragedia. ‘¡Papá, ten cuidado!’, gritó Lily. Ella no tenía idea de que se estaba salvando a sí misma de quedarse huérfana…
No hay explicación
Todo parecía moverse en cámara lenta en ese momento. Lily estaba paralizada en el suelo y era un milagro que pudiera hablar, mucho menos gritarle a su padre. Su padre había escuchado los comentarios preocupados de su hija, pero era demasiado tarde…